El tratamiento del bruxismo mediante toxina botulínica consiste en aplicar pequeñas infiltraciones en el músculo masetero, uno de los principales responsables de la masticación. Esta técnica permite reducir la hipertrofia muscular provocada por el rechinar o apretar los dientes, ayudando a relajar la zona y disminuir sus efectos negativos.
Además de aliviar la tensión mandibular, esta infiltración mejora el contorno facial, afinando la parte inferior del rostro y proporcionando una silueta más armónica y estilizada, especialmente en pacientes con rostro ancho o cuadrado.
El bruxismo no solo afecta a nivel estético, sino que puede generar desgaste dental, dolor mandibular, cefaleas tensionales e incluso problemas en la articulación temporomandibular (ATM). La toxina botulínica actúa bloqueando parcialmente la actividad excesiva del músculo masetero, lo que alivia los síntomas sin afectar la función normal de la mandíbula.
Tratamiento rápido, seguro y sin necesidad de baja médica
Los efectos del tratamiento se prolongan entre 6 y 8 meses, dependiendo del grado de tensión muscular, el metabolismo del paciente y la cantidad de toxina utilizada. Pasado ese tiempo, se puede repetir el procedimiento para mantener los beneficios.
El tratamiento es totalmente indoloro. Se realiza con agujas muy finas y en manos expertas, por lo que no genera molestias significativas. Si es necesario, se puede aplicar anestesia tópica para mayor comodidad.
Este tratamiento es ideal para personas que:
El diagnóstico debe ser realizado por un profesional médico, que determinará la causa del bruxismo y valorará si la toxina botulínica es el tratamiento más adecuado.
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